Una organización debe tener claras las responsabilidades de cada persona. Esto se muestra usando:
Cuando una organización define bien qué debe hacer cada persona, se logran varias cosas:
- Permite a los jefes dirigir directamente el trabajo del equipo.
- Estos jefes pueden tomar decisiones sin pedir permiso.
- Son responsables de que se cumplan los objetivos.
- No dirigen directamente, pero apoyan y asesoran a los jefes y al personal.
- Su función es ayudar a que los demás hagan mejor su trabajo.
- Se da a una persona o departamento por un tiempo o tarea específica.
- Esta autoridad les permite tomar decisiones sobre temas concretos (como procesos, prácticas o políticas), incluso si afectan a otras áreas.
La comunicación es clave para que todos entiendan su papel y trabajen bien juntos. El modelo de comunicación es el proceso que la organización sigue para que la información fluya correctamente entre las personas.
Tener una estructura clara, en la que se definan quién manda a quién y qué rol tiene cada persona, no es suficiente para que una organización funcione de manera eficaz. Además de esto, es fundamental contar con una cultura organizacional fuerte y positiva que respalde los objetivos institucionales, facilite la colaboración entre los miembros del equipo y promueva comportamientos alineados con el éxito colectivo.
En este contexto, el papel de los líderes es clave. Ellos deben educar a sus equipos en los valores de la organización, respaldar esos valores con su propio ejemplo y fomentar un entorno en el que las personas se sientan motivadas a actuar de forma adecuada. Su liderazgo debe ser coherente, inspirador y orientado al fortalecimiento de una cultura organizacional sana.
Una estrategia efectiva para construir una cultura organizacional saludable es la aplicación de los principios guía de ITIL. Estos principios proporcionan una base sólida de valores y buenas prácticas que contribuyen a establecer un ambiente laboral coherente, colaborativo y orientado al logro de los objetivos comunes de la organización.
Las personas son un elemento fundamental dentro de cualquier organización. No solo importa lo que cada individuo sabe hacer por separado, sino también el conjunto de habilidades que aporta el equipo completo. Además, es esencial considerar los estilos de liderazgo y gestión presentes, así como la forma en que las personas se comunican y colaboran entre sí. Todos estos aspectos influyen directamente en la efectividad y el ambiente de trabajo.
Las personas deben actualizar sus habilidades y conocimientos constantemente.
Esto no solo beneficia a la organización, sino que también es útil para su propio desarrollo personal y profesional.
La motivación es un factor clave para el buen funcionamiento de una organización. Cuando las personas están motivadas, se desempeñan con mayor compromiso y efectividad. Por esta razón, los líderes deben adoptar estilos de gestión modernos, enfocados en mantener a su equipo motivado y alineado con los objetivos institucionales.
Hoy en día, no basta con que cada persona conozca solo su propio trabajo.
También es importante que entienda. Qué hacen los demás y cómo encajan todos los trabajos dentro de los procesos del negocio. Por eso, las organizaciones deben seguir mejorando las habilidades de comunicación y trabajo en equipo, para que haya transparencia entre las personas y los procesos.
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